Toda historia tiene un inicio y los Warren también. Ed trabajaba en un Teatro de Bridgesport que proyectaba películas, solía gustarle esa oscuridad del cine y en su escuela era conocido como alguien extraño y solitario. Por su parte, Lorraine era hija de una cliente frecuente que estudiaba en un colegio católico de monjas, en donde fue castigada a sus 7 años por comentar que veía luces alrededor de las personas. Cuando Ed y Lorraine se conocieron a los 16 años de edad, ambos compartían gustos por películas de terror y temas paranormales, Ed aseguraba que su casa estaba endemoniada y por eso las puertas solían moverse solas de forma drástica y veía el espíritu de una anciana. Por su parte, Lorraine veía luces en los cuerpos de las personas que variaban según su ánimo, esto suponía para ella el aura de las personas, de acuerdo con El Clarín.
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Empezó la Segunda Guerra Mundial y Ed debió ir a combatir, pero tras un permiso pudo volver a ver a Lorraine. Ambos ya tenían una relación pero esta vez decidieron casarse, los dos tenían 17 años y Ed debió volver a la guerra, cuando regresó ya tenían una hija llamada Judy. Al principio Ed se dedicó a la pintura, aunque estudió en una escuela especializada, dos años después la abandonó y siguió de una forma inusual: la pareja salía a ver las casas de Connecticut y donde Lorraine veía espíritus, se paraban para que Ed pintara el hogar con estos seres paranormales. En muchas ocasiones le vendieron la pintura a los confundidos dueños de estas casas que de inmediato le permitían pasar para analizar bien la casa, así fue como la idea de investigación paranormal se llevó a cabo.
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